INGENIO: DE PAGO AZUCARERO A VILLA COSMOPOLITA. El “pueblo del Ingenio”, toponimia mantenida hasta bien entrado el siglo XX, posee un legado histórico rico y enraizado, depositado en la actualidad en sus calles, sus gentes, sus instituciones y su quehacer diario. Aguatona, Cumbre, Carrizal e Ingenio se convirtieron en los principales pagos que conformaron y conforman esta comarca, forjada entre aguas y cañaverales y delimitada por dos Monumentos Naturales (Barranco de Guayadeque y Barranco del Draguillo) y una Reserva Natural Especial (Caldera de los Marteles). Las tierras fértiles de regadío de la llamada Vega de Aguatona, las aguas del Barranco de Guayadeque y las tierras de secano de Vega Castaña propiciaron un medio natural idóneo para acoger el proceso de formación de un pueblo, a la par del cúmulo de voluntades de sus pobladores. Desde época aborigen existe constancia de un hábitat en esta comarca. El Barranco de Guayadeque es el mayor y más claro exponente de esta tendencia. Evidencias arqueológicas y de trascendencia para la Prehistoria de las islas la evidencian. Lugares de este municipio como Cueva de la Guerra, Risco de Vicentico, Risco del Canario o Cuevas Muchas son claros ejemplos. Este legado sigue patente y vivo en la actualidad, con núcleos trogloditas de gran riqueza etnográfica localizados principalmente en Cueva Bermeja y Montaña de las Tierras. El Barranco del Draguillo es otro importante enclave. Dentro del contexto de expansión de la Corona de Castilla y Aragón en el siglo XV, con el posterior descubrimiento del “Nuevo Mundo”, Canarias jugó un papel trascendental. Por ello, el proceso de colonización de las islas daría inicio a un nuevo período histórico, quedando incorporada Gran Canaria a la Corona de Castilla en 1483. En el sureste, la Vega de Aguatona se convierte en un atractivo territorio en los Repartimientos realizados por Pedro de Vera, mediante Reales Cédulas emitidas por los Reyes Católicos. Dentro de las distribuciones de agua y tierras fueron las propiedades que conforman este actual municipio un bello ejemplo de la actividad económica imperante en la época. Dependiente del Señorío Episcopal de Agüimes, en la llamada “Banda del Ingenio”, zona en constante litigio por los conflictos de poder entre la autoridad Señorial y el Cabildo de la Isla, se desarrolla el cultivo de la caña de azúcar, la cual engendró la instalación de un ingenio azucarero movido por las caudalosas aguas de la cumbre allá por el año 1503. Este echo quedaría como ente identificativo de Ingenio, perpetuándose en varias singularidades como su actual nombre. Los distintos componentes del llamado “ingenio azucarero” (Casas de Purgar y Refinar, Casa de Calderas, Torre, etc.) conforman uno de los dos cascos históricos protegidos, desarrollándose el entramado urbanístico a partir de este complejo industrial localizado entre las zonas de “Cruz de la Torre” y “La Rueda”. Carrizal evoluciona paralelamente a esta actividad con los mismos parámetros, no construyendo ingenios, pero sí aprovechando las aguas para el desarrollo agrícola y ganadero, llegando a convertirse en uno de los puntos principales y de mayor esplendor de la época. Testimonio de ello es la Huerta y la Casa del Obispo. Su casco histórico congrega y protege el rico patrimonio surgido a raíz de estas circunstancias. Desde su conquista, el “pago del Ingenio” formaba parte de la comarca agüimense. Muy pronto el deseo emancipador de una población identificada con su idiosincrasia se hizo patente. En el aspecto espiritual, en 1804 se comenzó a promover la segregación eclesiástica respecto a Agüimes. Desde mediados del siglo XVI se había dado respuesta a estos deberes con la construcción de una pequeña ermita erigida en honor a Nuestra Señora de la Candelaria. Las dificultades de pasar el Barranco de Guayadeque en los días de avenidas a la parroquia matriz de San Sebastián para resolver cuestiones espirituales se esgrimió como máximo exponente justificativo. En 1815 se conseguiría el deseo pretendido. De los 1399 vecinos existentes, 568 quedarían adscritos a la nueva hijuela. Con ello se daba respuesta al carácter religioso del pago, siguiendo los mismos “pasos” que la mayoría de los pueblos de la isla. La nueva construcción arquitectónica de la parroquia, acaecida entre los años 1900 y 1908 y que preside hoy, afianzó más si cabe el sentimiento religioso de la población. Este hecho motivó que también la otra comunidad, Carrizal, intentara igual fin con la construcción de una ermita bajo la advocación de Nuestra Señora del Buen Suceso, datada en 1658. En enero de 1887 el Obispado acoge formalmente la demanda de titulación parroquial, llegando a buen fin el 29 de diciembre de 1906. Sólo tendría que pasar un año de la segregación religiosa “del Ingenio” para también conseguir la segregación administrativa. En 1816 los cuatro principales núcleos de población se adhieren a una sola jurisdicción, delimitados fácilmente por los dos barrancos principales. A pesar de esta circunstancia, las tentativas de municipalidad del Carrizal convivieron al amparo de esta nueva identidad. Tendremos que esperar hasta 1835 para denominar al pueblo de Ingenio el calificativo de “municipio”, tal como lo entendemos hoy, al ser la fecha de adquirir el consistorio una autonomía y conformación moderna, independiente, al margen de la institución cabildicia de la isla. En estos años de historia de identidad propia, Ingenio ha sabido conjugar tradición con actualidad, historia con cotidianidad. Muchas han sido las instituciones, creadas y compuestas por ingenienses y carrizaleros, unido a los numerosos pagos, en la que se han sustentado los logros para el desarrollo actual, las cuales también conforman la identidad de este pueblo y que, desde antaño y hasta el día de hoy, siguen siendo parte importante de la vida de los ciudadanos. La Heredad Acequia Real de Aguatona de Ingenio (creada por Cédula Real de 1480) y la Heredad Principal y Mina de Carrizal, activas en la actualidad, son las principales instituciones que conformaron y conforman el mosaico de la abundante riqueza acuífera del lugar. La Sociedad de Pastos (institución del último tercio del XIX basada en la tradición inmemorial ganadera de pastar después del tres de mayo y cuyos fondos, tras configurarse como ente, se invertían en obras sociales) es uno de los ejemplos pasados que expresan el carácter rústico y pastoril de una gente que han sabido acoger épocas de esplendor y épocas de fuerte hambruna y emigración (como la acaecido en 1875). En la actualidad, el municipio atesora dos núcleos históricos, uno en la zona de Ingenio (casco histórico en el entorno de la Plaza de la Candelaria y el Sequero) y otro en Carrizal (entorno de la Iglesia de la Virgen del Buen Suceso), exponentes de una forma de vida. Pagos como Aguatona, Pasadilla o Montaña de las Tierras configuran un panorama rico y variado. La artesanía (cuyo máximo exponente es el calado y la elaboración de la palma), la agricultura, la ganadería, la producción quesera, el famoso pan de puño, el folclore, la religiosidad,… son algunos de los componentes de la singularidad de la Villa de Ingenio, el cual conjuga progreso y modernidad. Esta conjunción hace que sus habitantes abran sus puertas al mundo, mimando su Historia y Tradición.